Otra vez a la ciénaga en el nuevo Sorento

Creado: Dom, 25/08/2013 - 19:03
Créditos
Willy Hierro Caveda
Otra vez a la ciénaga en el nuevo Sorento

La llegada del nuevo Sorento 2014 a la mayor de las Antillas nos despertó los recuerdos de nuestra aventura por la Ciénaga de Zapata, allá por 2010, con el predecesor de esta nueva SUV coreana. Nos pusimos en contacto con FINAUTO International Ltd, distribuidor oficial de la marca en Cuba y accedieron a prestarnos la última edición de este modelo para realizar un viaje de prueba. Entonces, pusimos el morro en dirección al mismo sitio que hace tres años visitamos con el modelo 2010.Por fuera se presenta con cambios notables en las luminarias delanteras y traseras, con tecnología LED. Movieron la posición de los reflectores bajos delanteros, ahora verticales, y las luces traseras son más delgadas. Destacan, además, la parrilla frontal (símbolo de la nueva generación de los modelos Kia) y las llantas de aleación, más anchas y de original diseño. Las del coche probado son de 19 pulgadas, pero hay posibilidades de instalarle ruedas de 17 y 18 pulgadas de diámetro.Otra novedad en el Sorento es la llave, que como en la mayoría de los coches actuales de alta gama no hay que sacarla del bolsillo. Pero hay otra novedad en cuanto a la apertura del auto, cuando te acercas a él se iluminan las manillas delanteras y solo con presionar una tecla situada en el manillar se desbloquea el cierre centralizado, todo sin sacar la llave del bolsillo.

Los cambios interiores son múltiples, con la utilización de mejores materiales y sobre todo un diseño mucho más atractivo que la generación anterior, sin descuidar la ergonomía, el espacio y el confort. Sobresale la pantalla central de 8 pulgadas con colores muy vivos, la que proyecta el panorama trasero cuando se conecta la reversa y en el panel de instrumento su cuenta kilómetros, que simula ser analógico pero es completamente digital. A su centro abunda la información gracias a la computadora a bordo que registra: consumo puntual, promedio, autonomía, entre otras informaciones.Para poner en marcha el motor hay que presionar el freno y el botón Start/Stop, ubicado en el salpicadero a la derecha del volante. Dentro la insonorización es muy buena y para sentir el rugir del motor (L4, 2.2 L, sobrealimentado, 197 CV, 436 Nm de par) hay que pisarlo a fondo. Responde muy rápido y pese a las dimensiones y capacidad del coche (hasta siete pasajeros activando las tres filas de asientos), alcanza 100 km/h en poco menos de diez segundos.

Nuestro destino, en la Ciénaga de Zapata, no será ninguno de los centros turísticos, recreativos o históricos de la zona, como lo pueden ser: La Laguna del Tesoro, Guamá, Playa Larga o Playa Girón; esta vez giraremos el volante a la derecha para viajar a la parte menos poblada de la ciénaga, adentrándonos en su corazón. Hace algunos años, no sé exactamente cuántos, el último batey llevaba por nombre Maneadero y hasta allí pretendemos llegar con el Sorrento, quitándole importancia a la tracción (en la versión probada solo tira del tren delantero) y a la transmisión automática, digna para transitar por la ciudad y por autopistas. Pero poniendo la confianza en el poder del motor y la altura de la carrocería respecto al suelo.Antes tuvimos que devorar más de cien kilómetros por la Autopista Nacional. En el trayecto y en directa el Sorrento se desliza como una alfombra, a una velocidad de 100km/h, un régimen de 1 800 rpm y un consumo puntual de 7.0 L/100 km. Lo llevamos a 120 km/h, 2 100 rpm, 8.0 L/100 km. Unos kilómetros antes de girar a la derecha, en busca de la ciénaga, lo apretamos hasta 140 km/h sostenidos, con el motor girando 2 500 rpm y un consumo más que aceptable de 9.0 L/ 100 km.

Luego de pasar por Caletón y Buena Ventura, dos antiguos bateyes ahora convertidos en pueblitos turísticos con buenas casas de mampostería y de visitar la pequeña pero pintoresca playa de Buena Ventura, con frondosos cocoteros, nos dirigimos al corazón de la ciénaga. Es un terraplén bien marcado que en sus inicios tiene una talanquera asistida por dos guardabosques que controlan el paso hacia Santo Tomas, el único caserío poblado dentro de ese tramo occidental de Zapata. Está a unos veinte kilómetros de recta escoltada de árboles maderables que por momentos la invaden para estrecharla más de lo que es.El Sorrento, a pesar de ser diseñado para rodar a plenitud sobre asfalto se desenvuelve con soltura sobre la tierra con un confort para los pasajeros y una elegancia para quienes lo ven de paso que impresiona. Gracias al aire acondicionado bizonal, que domina con facilidad todo el habitáculo y al equipo de sonido Infinity Logic 7 con 12 altavoces y 550 w, se hizo fácil el angosto trayecto. Llegamos a las 3:00 pm y a pesar de ver erguidas sus poco más de veinte viviendas prefabricadas y una tienda farmacia de mampostería (cerrada a cal y canto) el silencio era sepulcral. Solo nos topamos con uno de sus habitantes carretilla en mano llevando leña, tres niños correteando y otros dos jóvenes bajo la sombra de un árbol hablando quien sabe qué cosa.

Con ellos, y con una señora que finalmente vimos observándonos desde su casa llena de asombro, conversamos. Todos hablaban con soltura, pero nadie coincidió en fechas ni sucesos. Lo cierto es que nos dijeron que de ahí para allá no hay más pueblo y que con los únicos que nos podíamos topar en el camino era con dos guardabosques enclavados en el desaparecido caserío El Vínculo, donde tienen la antigua tienda convertida en estado mayor, asistidos por una planta de comunicaciones, un televisor y un bombillo que se alimentan de un viejo banco de baterías que se cargan con paneles solares.

Hasta allá llegamos, treinta kilómetros ciénaga adentro y conversamos con los guardabosques de turno, quienes tienen que pasarse siete días y siete noches al hilo, haciendo su tarea hasta que llegue su relevo. Esta última posta prohíbe el paso hacia Maneadero, a unos diez kilómetros de allí, batey fantasma que guarda una historia real hecha a fuerza de hacha, madera, carbón y caza de cocodrilos, liderada por la familia de los Morejones. Y la que bien conozco, de ficción, sobre Gonzalo (líder de las familias de Maneadero) y de Mayito (maestro alfabetizador) en aquella memorable película de Octavio Cortázar, El Brigadista, filmada en 1977. Una historia que sembró desde mi adolescencia  el deseo de visitar tan singular lugar donde hombre y naturaleza nunca dejarán de ser uno.De regreso, por la carretera rumbo a La Habana, pusimos la transmisión en modo manual para sentir todo el empuje del Sorento 2014. En la Autopista Nacional lo pisamos a fondo desde parado: en primera 40 km/h, segunda, 65 km/h, tercera 100 km/h, cuarta 130 km/h y en quinta 180 km/h, todos los cambios se realizaron a 4 000 rpm. Cuando tiramos sexta el tacómetro bajó hasta 3 400 rpm y se impulsó hasta 190 km/h.

Resumiendo

El Kia Sorento 2014 es un SUV que aunque está diseñado para lucir todo su esplendor sobre asfalto, también puede aventurarse sobre la tierra con un resultado notable. Destacan en él su diseño exterior y en el interior su espacio, confort y tecnología de punta. Me gusta su techo panorámico y la escotilla, los que se accionan eléctricamente. Finalmente, me encanta su aceleración, con una dirección asistida muy precisa y segura. Recorrimos con él más de 400 km con un consumo medio de 9.2 L/100 km. Tiene como inconveniente que al utilizar las tres filas de asiento el coche queda desprovisto de maletero, que sí es bondadoso cuando alberga cinco pasajeros en dos filas.

Excelencias del Motor realizó este viaje de pruebas con la colaboración de la firma italiana Resigum y el Grupo Finauto International LTD, concesionario de las marcas Kia y SsangYong en Cuba.

Créditos
Willy Hierro Caveda