
Esta es la cruda realidad. Pirelli, uno de los fabricantes más experimentados en la F1 (19 temporadas), se ha presentado en 2011 luego de diecinueve años de ausencia. La máxima categoría del automovilismo ha cambiado mucho y la nueva propuesta de los neumáticos italianos rinde muy poco, tanto que se puede perder hasta más de un segundo por vuelta.
Curiosamente, la primera carrera de F1, en la era moderna 1950, la ganó Giusepe ”Nino“ Farina pilotando un Alfa Romeo calzado con neumáticos Pirelli. Sin embargo, tras el retiro de los neumáticos italianos en 1991 y luego de participar en más de 200 GP Pirelli solo consiguió 49 victorias. Son pocas, si tenemos en cuenta que los máximos ganadores, con la excepción de Goodyear, participaron en menos temporadas y lograron más de 100 victorias. Nos referimos a Michelin y Bridgestone, los que junto a la marca norteamericana han demostrado un desempeño impecable.
La F1 más moderna, la del siglo XXI, le exige a los neumáticos aguantar cargas de más de una tonelada cuando toman una curva a velocidades que frisan los 280 km/h. Pueden girar hasta cincuenta veces por segundo y a eso se suman las frenadas después de recta que restan 100 km/h en pocos metros y segundos. Los secretos de la fabricación de cada neumático son tan celosamente guardados que ni siquiera los integrantes del equipo que los usa pueden montar o desmontar los neumáticos de las llantas, para eso cada marca manda su personal que controla, además, la presión y la temperatura de las gomas.
La FIA, por poco se queda sin neumáticos para 2011 luego de la retirada de Bridgestone. Michelin quería regresar, pero los del Bibendum exigen competencia de marcas, algo que la máxima categoría eliminó en 2007. Así, Pirelli ganó la liza como proveedor único. Pero los pilotos sufren, y más que todo por no poder entregar toda la potencia del motor ni aprovechar la estudiada aerodinámica para hacer las vueltas cada vez más rápidas.
El monoplaza se pone muy lento a medida que avanza la carrera, tanto que pierde más de un segundo por vuelta. Entonces, hay que entrar a cambiar gomas con mayor frecuencia, la incertidumbre crece y nada se sabe hasta el final. Un buen espectáculo a costa del bajo rendimiento de los neumáticos no es digno de la F1.
Debemos regresar a la lucha de pilotos, motores, aerodinámica y neumáticos. Eso es la Fórmula 1, la prueba reina del automovilismo. Mezclando todo esto, seguro habrá adelantamientos. No me disgustan ni el KERS ni los alerones móviles traseros, pero unos neumáticos de poca monta deslucen la calidad, sinónimo de la máxima categoría.