
En 1879, el inglés Thomas B. Jeffery fundó, junto a su amigo Phillip Gormully una fábrica para producir bicicletas. Esta sería la simiente para el nacimiento y expansión, años más tarde, de los automóviles Rambler. Con los años llegarían a ser los compactos más populares de los Estados Unidos y los únicos capaces de enfrentar, en su propio estilo, a la invasión de modelos europeos, que en esos años puso de rodillas a los ”Tres Grandes de Detroit“. Veamos la historia.
Hoy muchos jóvenes no conocen el término ”Los Tres Grandes“ conque el mundo bautizó a Ford, General Motors y Chrysler, a la sazón los principales fabricantes de automóviles norteamericanos de la primera mitad del Siglo XX. Su dominio de la industria y el mercado automotor norteamericano de esa época –casi el único existente en verdad en ese entonces- era abrumador, al punto que marcas importantes hasta entonces, desaparecieron. Rambler fue una de las pocas que logró enfrentárseles con éxito y cerrar la década de los cincuenta con un repunte importante en sus ventas, sobre todo en el difícil año de 1958.
Para el comienzo de los cincuenta hacía mucho que la marca estaba dentro de la organización Nash Motor Corporation, la cual produjo en 1950 uno de los primeros autos compactos norteamericanos. Ese primer modelo, llamado Nash Rambler, sería la semilla de todo el fenómeno Rambler de esa década. El vehículo tuvo cierta aceptación y eso les dio pie a sus productores para introducir mejoras en su diseño e imagen y lograr un mayor atractivo para 1951. La competencia doméstica de ese tipo de vehículo era frágil y estaba compuesta por Henry J, el Hudson Jet y el Aero Willys. Todos eran muy atrasados y angostos, de andar torpe e inseguro y fueron fracasando, uno tras otro. Nash, por su parte, ve con claridad la oportunidad de negocio en ese sector y, sobre el mismo motor de seis cilindros en línea y 85 CV, logra una mayor distancia entre ejes, ofreciendo un auto de mayor espacio, con una economía razonable.
Para 1954, la Hudson y la Nash se fusionan y nace la American Motors Car, una compañía que pretendió erigirse en el ”cuarto grande“ y con una clara diferenciación en sus productos. Orientada hacia los autos compactos, económicos y eficientes, sin sacrificar mucho espacio, la nueva AMC relanza para 1957 el modelo de Nash, con nuevo diseño y mayor tamaño, bajo el nombre de Rambler, el cual quedaría ya así establecido como marca.
Fueron los años de apogeo de la marca, logrando quedar terceros en ventas, frenar la llegada de modelos europeos similares y obligando a los ”Tres Grandes“ a diseñar y producir a la carrera modelos similares. Sus resultados de 1958 y 1959, sin dudas, afectaron el monumental esfuerzo de 250 millones de dólares (de aquel entonces) que fue el lanzamiento del Edsel, de Ford, uno de los mayores descalabros en la industria automotriz.