Renault Caravelle 1958, pequeño y descapotable

Creado: Dom, 01/12/2013 - 17:34
Créditos
Jorge Esténger
Renault Caravelle 1958, pequeño y descapotable

A finales de la década del cincuenta los autos europeos tuvieron su primera oportunidad de ”pelear“ por el mercado estadounidense.  Para ese momento varias marcas europeas se habían aliviado las heridas de la Segunda Guerra Mundial y creyeron estar listas para cruzar el Atlántico.  Renault tenía modelos probados en Europa y preparó nuevas variantes para la aventura americana, el Caravelle fue una de sus opciones.  Veamos.

La marca francesa previó tener una oportunidad válida en el segmento de autos descapotables, muy en auge en ese momento en el mundo.  Para ello se dio a la tarea de preparar un vehículo de ese tipo, manteniendo los costos al mínimo. Su  variante fue crear un auto estéticamente diferente pero, a su vez, que compartiera plataformas existentes, ya probadas.  Se escogió el Dauphine, un modelo que muchos deben conocer, por su fiabilidad y austeridad.  Así, se encargó a Pietro Frua, de Carrozeria Ghia SpA, lograr construir sobre su chasis –y con su motor- un auto de líneas más modernas, mayor amplitud y confort.  El resultado fue el Renault Caravelle.

En verdad, este modelo fue presentado en la Feria del Automóvil de Paris de 1958, con el nombre de Floride y, un año después, al lanzarse en Estados Unidos y Canadá se decidió emplear la denominación de Caravelle.  Sin embargo, para 1962 quedaría claro que este nombre funcionaba mucho mejor en el mercado y Renault decidió emplearlo de forma global. El motor original derivado del Dauphine, resultó claramente escaso de potencia, y por esa razón fue sustituido, en 1962, por uno de 956 cc procedente del Renault 8.  Las cilindradas de estos motores hablan por sí solas, la falta de potencia fue la principal espada de Damocles de este modelo, como de tantos otros coches similares, y apenas en 1964 se intentó resolver esta deficiencia con el nuevo motor del Renault 8, ahora con 1,108 litros y la ”desorbitante“ cifra de ¡56 CV!

Comoquiera Renault logró hacer negocio con el Carvelle por otros cuatro años, pero señores, hablamos de 1968, cuando los muscle-car norteamericanos montaban los V8 más temerarios jamás vistos sobre la faz de la tierra, y estremecían las carreteras con potencias que llegaron hasta los 500 CV.  El pequeño Caravelle con sus famélicos 56 CV era, sencillamente, obsoleto e incapaz de resistir tal embate.  En julio de 1968 cesó oficialmente su producción.

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Jorge Esténger