La historia del Ford Vedette no puede ser más similar al clásico cuento escrito por Hans Christian Andersen. Rechazado por sus creadores originales, triunfó al otro lado del Atlántico.
Ya en 1940 los fabricantes norteamericanos sabían que el gigantismo de sus autos era dañino. Planeaban opciones compactas de sus modelos para probar suerte con el mercado. Chevrolet pensaba en el Cadet –semilla del Kadet- y la Ford en el Light-Car o ”Baby Ford“.
La muerte de Edsel, presidente de Ford desde 1919, dejo a esa compañía en un absoluto caos. Sus proyectos de concepción estilística y novedosa quedaron comprometidos, entre ellos el Baby Ford. Se llegó a un prototipo -sedán de dos puertas; con carroceríatipo fastback de 4,5 metros de largo y un peso de 1,200 Kg- pero fue duramente criticado y los concesionarios lo encontraron ”feo y demasiado austero“ para el mercado norteamericano. Los ingenieros establecieron que producirlo costaría casi lo mismo que un Ford ”normal“, pero el precio de venta sería significativamente más bajo.
Por otro lado, el desbarajuste contable que encuentra Henry Ford II debe ser compuesto y esos criterios son lapidarios. El auto concebido para ser el éxito masivo de la post guerra queda olvidado.
Sin embargo, no fue su final. Desde 1907 Ford exportaba autos a Francia y, desde 1934, los fabricaba a través de Matford, luego Ford SAF. En 1945 Maurice Dollfyss, al frente de Ford SAF, visita Dearborn buscando un nuevo modelo para la Francia de posguerra. El Baby Ford le parece perfecto y, después de una larga negociación, los directivos de Ford deciden cederlesus planosy derechos de producción, en junio de 1946.
Así, el Ford Vedette es presentado en el Salón del Automóvil de París, en octubre de 1948. Llega ”…para darles a los europeos de la posguerra un auto de línea norteamericana y motor V8 por una fracción del precio de los automóviles importados de los Estados Unidos.“
En Francia, es considerado unauto de lujo. Su precio -cercano a 700,000 francos- era una fortuna en ese entonces. Tenía motor V8 con una potencia de 60 CV, acoplado a una caja mecánica de 3 velocidades. Su velocidad máxima era de 133 km/hora.
El Vedette se convirtió en símbolo de estatus social, siendo un auto muy confortable para las familias numerosas del boom demográfico posbélico y el público admiro inmediatamente sus líneas americanizadas, convertidas en sinónimo del progreso y la bonanza.
El auto ”horrible“ para Norteamérica, resulta fabuloso en la dura realidad de la Europa Post Nazi. El patito feo se ha convertido en cisne.
Créditos
Jorge Esténger Wong