El origen del nombre de esta marca de autos norteamericanos de lujo, Cadillac, tiene una historia fascinante que se remonta a más de tres siglos atrás.
El explorador francés René Robert Cavelier de La Salle (1643-1687) fue de los primeros europeos en navegar por los Grandes Lagos de Norteamérica. Cuentan que cuando uno de sus barcos, el Pitton, donde viajaba el Padre Louis Hennepin, cruzaba por el Estrecho del lago Erie, observó, en la orilla norte, un lugar ideal para un asentamiento.
Dicen que tal observación del Padre Hennepin corrió entre exploradores franceses y así, al llamado “le détroit du Lac Érié” (en español: “el estrecho del Lago Erie”), llegó el también explorador francés Antoine Laumet de La Mothe, sieur de Cadillac (1658-1730), para fundar Fort Pontchartrain du Detroit, en 1701, núcleo poblacional de la hoy ciudad de Detroit.
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De esta manera, Antoine Laumet de La Mothe, sieur de Cadillac, fue el primer comandante del luego conocido Fort Detroit hasta que, en 1710, pasa a ser el Gobernador de la Luisiana Francesa. Por sus servicios a la corona, el Rey de Francia, Luis XIV, lo nombró “Caballero de la Orden de San Luis” y le otorgó títulos y tierras.
Los descendientes de la familia (que en el francés original era Cardellach, pero su transcripción fonética al inglés es Cadillac) se asientan en Nueva Orleans. La estirpe de “los Cadillac” está muy ligada a la historia de Estados Unidos. Hay títulos nobiliarios y vinculaciones políticas de tipo segregacionista del sur contra el norte.
La familia Cadillac ama el bucólico sur que nada tiene que ver con el norte pujante e industrializado, pensamientos que son parte del rico entramado familiar o Cardellach. En Nueva Orleans mantienen relaciones económico-comerciales con la familia Iznaga del Valle, exiliados cubanos de similar ideología, que lucha contra la España colonial.
El patrimonio familiar se enriqueció con el algodón cultivado en el sur y embarcado hacia las factorías norteñas, vía Texas (Brownsville), como si viniera de México. Al terminar la guerra, la heredera de la familia Cadillac invierte capital en la industria automotriz norteña. Con ese dinero Henry Leland funda Cadillac Automobile Company, en Detroit.
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Es por todo ello que el nombre de la nueva marca de autos, creada en 1902, lleva el nombre de Cadillac, en justo homenaje a la familia que la financió y, más aún, por ser el primer comandante del Fuerte Detroit, el núcleo donde nació la ciudad sede de Cadillac Automotive Company. ¿Y el logotipo?
Cuando el explorador francés Antoine Laumet de La Mothe recibió el título nobiliario como “sieur” (Señor) de Cadillac y fue distinguido “Caballero de la Orden de San Luis”, adoptó, como corresponde a un noble, su escudo de armas, que es hoy la base del diseño del logotipo de la marca Cadillac.
Termino con el destino de los integrantes de esta crónica: en el siglo XX, la ciudad de Detroit se convirtió en la “Capital del Automóvil Americano” y Cadillac fue absorbida por el gigante General Motors, en 1909, como su marca de lujo. Por su parte, Henry Leland perdió a Cadillac, pero no se rindió y luego fundó la marca Lincoln, pero esa es otra historia.