De este lado del mar tenemos la pionera línea férrea cubana —el tramo Habana-Bejucal (1837)—, que el archivo ferroviario español igualmente registra como su primera. Y más allá del Atlántico la inauguración del ferrocarril peninsular con el trayecto Barcelona-Mataró (1848). En un punto del tiempo estas dos historias convergen en un hombre, Miquel Badia Bunyol, quien llevó el sueño del camino de hierro de nuestra tierra a la suya.