Mercury fue una División de Ford, ubicada en el sector medio del mercado. Este modelo Mercury Turnpike Cruiser pertenece a su era dorada: los años cincuenta del SXX.
El Mercury Turnpike Cruiser de 1958 es, sin dudas, mi Mercury preferido. El año anterior, la marca había “evolucionado” hacia la filosofía que la guiaría a través del final de esa década y logrado su propia carrocería, la cual ya no compartiría con otras marcas de Ford. Se establecieron los cuatro faros delanteros, las placas con los nombres de los modelos en los guardabarros delanteros se colocaron detrás del neumático, debajo, y se incorporaron elementos dorados en aluminio anodizado.
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Otro elemento que se estrena en el Mercury Turnpike Cruiser es el techo “Breezeaway”, con ventanilla trasera retractable, que luego utilizarían otros modelos de la compañía, incluso en los años sesenta. Como era propio de los Mercury el Turnpike estaba muy bien equipado. Traía de serie todos los elementos de mando motorizado de la marca como las ventanillas eléctricas y los asientos motrices, ya con reglajes. También incluía tacómetro, pizarra acolchada, parabrisas tintados y otros muchos detalles. Era el único de los Mercury que traía la placa del modelo al inicio del guardabarros delantero, encima del cintillo.
El Mercury Turnpike Cruiser 1958 tenía su principal mejora bajo el capó, donde ahora mandaba un autoritario motor V8 de 430 pulgadas cúbicas (unos 7.0 litros) capaz de entregar 360 CV de potencia y 480 lbp de par motor. Estaba acoplado a una transmisión automática Multi-Drive de un mando por botones que, ese año, era un escándalo. Era similar al que se ofreció en el Edsel, solo que, en este, para mayor sensacionalismo, los botones estaban montados en el mismísimo volante.
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La transmisión era de tracción trasera –como Dios manda- con una relación principal en el diferencial de 2,91:1. Así, el Mercury Turnpike Cruiser era capaz de alcanzar unas 133 mph de velocidad máxima (unos 210 km/h), acelerar de 0 a 60 mph en 6,9 segundos y hacer el famoso cuarto de milla –algo típico en el automovilismo norteamericano- en 15,6 segundos.
Ese 1958, las ventas de autos sufrieron debido a la recesión de la economía norteamericana y, para colmos de males, Ford enfrentaría el descalabro de 250 millones de dólares que le ocasionaría el desarrollo y producción del Edsel.
Muchos coinciden en que el error de Ford Motor Co fue, precisamente, desarrollar el Edsel para ser, prácticamente, un Mercury 2.0 y eso le condenó, pues es imposible hacer negocios a propia costa. No obstante Mercury, gracias a su grácil imagen y fiable mecánica, logró asimilar el golpe y sobrevivir hasta 2011.