De fabricante de autos de paseo, la Studebaker US6 pasó a ser, entre 1941-1945, un importante elemento en el enfrentamiento a la maquinaria bélica nazi.
La industria automotriz de Estados Unidos cesó su producción normal en 1942 y no la reanudó hasta 1946. En esos tres años se volcó por entero a la esfera militar y sus empresas crearon equipos para una Guerra que ya era, a diferencia de la I Guerra Mundial, una contienda mecanizada con una logística diferente, donde los camiones serían pieza clave. La General Motors (GMC y Chevrolet), la Chrysler (Dodge), y la Studebaker fueron los designados para su producción. Sobre esta última trataremos.
El Studebaker US6 se produjo básicamente para su exportación a la Unión Soviética en cumplimiento del Lend-Lease Act (11 de marzo de 1941), firmado por el Presidente Franklin D. Roosevelt, quien estaba seguro de que una derrota de la URSS en el frente europeo sería desastrosa para el futuro de los Estados Unidos.
El US6 era un 6x6 con capacidad de carga original de 2,3 ton., con alcance de hasta 3,2 ton. mediante modificaciones realizadas en la URSS.
Llevaba un motor Hercules de 5,2 litros de gasolina. Su compresión de 5,82 a 1 posibilitaba el uso de combustible hasta de 72 octanos en un vasto territorio con diferentes fuentes de abastecimiento. Su caja de 5 velocidades, con una 1a. muy lenta y una 5ta. como Overdrive, brindaba amplias posibilidades de movimiento. La transmisión, con posiciones de alta, baja y neutral, podía conectar el eje delantero a voluntad y mantener activos los dos traseros, con capacidad para la operación de un winche al frente del radiador y para los hidráulicos en la versión de camión de volteo.
Se hizo un total de casi 220,000 unidades, la mayoría asignados a la URSS, donde se les conoció como Studer. Su utilización fue más allá del transporte de tropas y material de guerra, pues sirvieron también como plataforma de lanzamiento de las Katiushkas, artillería reactiva de gran efectividad frente al enemigo. Todo ello motivó una carta personal que Josef Stalin dirigió al fabricante, como reconocimiento al servicio que habían aportado sus equipos al desempeño del ejército.
Los envíos de estos equipos desde los Estados Unidos hacia la URSS se hicieron fundamentalmente a través del llamado ?"corredor persa", que a través de Irán llegaba al sur del territorio soviético.