El Caterpillar 797 acabó con el reinado de 25 años del Titán de GMC y aún se fabrica la versión 797F. Un camionazo puro músculo que cierra nuestra serie.
Caterpillar 797: el tamaño importa
A fines del siglo XX las excavadoras mineras aumentaron su capacidad e hicieron necesarios mayores camiones para transportar el material extraído. Los fabricantes de este tipo de vehículos buscaron respuesta a esta demanda y Caterpillar se apareció con este descomunal camionazo de hasta 400 toneladas de capacidad de carga: el Cat 797.
El Caterpillar 797 fue presentado en 1998 y dejó a todos entumidos. Desde el principio quedó claro que era un fuera de serie, de dimensiones épicas: 14,5 m de longitud, 9 de ancho y 7 de alto. Así de simple, esa altura equivale a un 3er piso de cualquier edificio.
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¡Que viene el monstruo!
El tamaño y peso de sus componentes hicieron que su entrega fuera poco convencional, pues su ensamblaje se terminaba in situ. Además, para utilizarlo, la absoluta mayoría –para no decir todas- de las minas que lo adquiriesen tenían que triplicar el tamaño de sus vías.
Para mover a este coloso estaba un motor V24, que resultaba de la unión de dos V12, integrados a múltiple de entrada, de salida y turbo-cargadores comunes. Sí, porque cada uno de los 24 cilindros de 4.9 litros tenía cuatro válvulas y turbo-cargador Garret serie 60.
De este engendro diabólico salían disparados 3 400 CV, los cuales eran gestionados por un inmenso convertidor de torque para una transmisión automática, de siete cambios, de ahí al diferencial de relación 1,27:1 y, finalmente, otra reducción de 16.70:1 en cada cubo de rueda. Así, el Cat 797 era imparable, con sus 400 toneladas encima.
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Un camión gigante como en un auto.
A pesar de tanta rudeza, el Cat 797 ofrecía condiciones de trabajo muy favorables. La cabina, a 6.5 m del piso, tiene dos plazas y no se diferencia mucho de un camión convencional de la época. Está montada de forma elástica en el bastidor principal para aislar de ruido y vibraciones. Posición del chofer habitual, volante con regulación en inclinación y telescópico, y asientos neumáticos para que la fatiga a los mandos se retrase en lo posible.
Luego el arranque es por una minúscula llave y tiene todos los controles a mano: aire acondicionado, cámaras para asegurar las maniobras marcha atrás, ordenador de a bordo y mandos propios del trabajo.
En su momento el costo de un Caterpillar 797 era de 3.4 millones de USD.
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