Tanta felicidad transmitió Chris Froome al conquistar el Zoncolan como los organizadores del Giro. El británico completó su colección de victorias en las tres grandes: siete en el Tour, cinco en la Vuelta y una en la ronda italiana. También empezó a justificar el fijo de partida con el que RCS le convenció para que participara (se habla de más de un millón de euros) después de dos semanas de caídas y de ceder tiempo con sus rivales.
Sin embargo, a su triunfo se asocia ya un enorme asterisco. Las normas antidopaje le permiten correr pese a su positivo por salbutamol en la Vuelta de 2017, porque se trata de una sustancia específica, que no conlleva suspensión cautelar. Pero hasta que no se resuelva su caso, con o sin castigo, sus resultados no pasan de provisionales. El Giro se encontró en 2011 en la misma situación con Alberto Contador, desposeído de su título (para Scarponi), del Etna (Rujano) y de la cronoescalada del Nevegal (Nibali).
Como sucede en los puertos de pendientes tan exageradas, los mejores entraron a cuentagotas, por descarte, sin más movimientos que el autohomenaje de Igor Antón (vencedor en la cima en 2011), el intento de Woods y el lanzamiento de Poels a Froome. Simon Yates, segundo en la meta, amplió su diferencia respecto a Tom Dumoulin, que salvó con nota una de las etapas más desfavorables para sus condiciones: la maglia rosa le sacó 37 segundos y ahora se sitúa a 1:24 con la contrarreloj de 34,5 km y los Alpes todavía por disputarse. Complicado. Pozzovivo, a 1:37, y Pinot, a 1:46 están bastante lejos, aunque en disposición de dar guerra. Froome, quinto a 3:10, acumula demasiada desventaja.
Mientras, Tim Wellens, ganador en el muro de Caltagirone, abandonó enfermo. Le honra su negativa a recurrir a una exención terapéutica para continuar en carrera, así como su discurso antidopaje: “Sería como cualquier tramposo si lo hiciera”. Transparencia y credibilidad. Lo que necesita el ciclismo, y no la incertidumbre que se cierne sobre Froome. Si le sancionan, su victoria en el Zoncolan correspondería a Yates, asmático como él… y con otro positivo cerrado con cuatro meses por un error administrativo de su equipo con el certificado médico.
Tomado de as