
Cantaba Carlos Gardel en un célebre tango que veinte años no es nada, pero justo ese tiempo le ha bastado al Škoda Octavia para erigirse en el modelo más popular de la marca checa, perteneciente al grupo Volkswagen.
El modelo cosechó tal éxito nada más ser lanzado al mercado en 1996 que la firma ya ha vendido un total de 5.18 millones de unidades, gracias a la calidad, seguridad, modernidad y, sobre todo, el precio muy económico de que hacen gala sus tres generaciones.
De hecho, el nombre Octavia fue rescatado a propósito por el fabricante para repetir el éxito de un vehículo suyo entre los años 1959 y 1964, aunque los expertos checos se apropiaron de la tecnología de Volkswagen para concebir un coche que hiciera de mancuerna al SEAT Toledo dentro del grupo alemán.
Y su lanzamiento, ciertamente, dio en el blanco, pues el nuevo modelo contaba con un perfil práctico perfectamente esbozado por su espacioso maletero de 528 L -ampliables hasta los 1 328 abatiendo los asientos traseros- para realzar las virtudes que marcarían la fama del Octavia a lo largo de los años.
Desde el principio su gama se compuso de dos carrocerías (berlina y familiar), a las que en el 2000 se sumó la variante deportiva RS con un motor 1.8T de 180 CV, si bien la primera generación producida hasta 2010 contó también con una versión 4x4.
Por su parte, la segunda lanzada en 2004 supuso un salto importante en tecnología y evolución mecánica, al utilizar la plataforma A5 del Audi A3, hasta que en noviembre de 2012 vio la luz el modelo actual que bruñe aún más la fórmula de sus predecesores, con un diseño sencillo a la vez que elegante, prestaciones notables y un precio más contenido que buena parte de sus rivales.
No por gusto, aunque Škoda estrenó inicialmente una línea de producción en Mladá Boleslav (República Checa) solo para el Octavia, su fabricación se extendió con el tiempo a otros lares como China, Rusia, India y Kazajstán, en una clara señal de la popularidad que posee hoy del modelo a nivel mundial.