Desde la década de los años veinte Alfa Romeo empleó motores de seis cilindros en línea y doble árbol de levas en sus veloces automóviles. Esta configuración se mantuvo por décadas, hasta 1968 cuando cedió espacio a los nuevos motores de cuatro cilindros y alto rendimiento.
Ese año, al cesar su producción, el Alfa Romeo 2600 se convertía en el último de ejemplar de una raza de magníficos bólidos que ganaron el prestigio que hasta hoy mantiene la marca italiana. Su producción comenzó en 1961 y sustituyó al modelo 2000, aunque se presentó al mundo en el Salón de Ginebra de 1962.
Comenzó con una versión berlina, un convertible de dos plazas llamado Spider y el Sprint; un coupé carrozado por Bertone. Luego se añadirían un fastback coupé diseñado por Zagato y la Edición Limitada De Luxe, berlina presentada en el salón de Frankfurt de 1965.
Las ventas del 2600 fueron pobres. No podía ser de otra forma, pues el 2600 llegó al mercado como una solución de compromiso de Alfa para reemplazar su ”top of the line“, el ya obsoleto 2000, el cual era un restyling del Alfa 1900 de 1950. Sencillamente, en la Italia de finales de los cincuenta Alfa Romeo no tenía recursos para desarrollar el sucesor del modelo 2000 y ya había concentrado sus esfuerzos en el mediano Giulia, lanzado casi al mismo tiempo.
Aunque Alfa empleó, inexplicablemente, un nuevo motor en este modelo los resultados fueron pobres; no por rendimiento, sino por la pobre maniobrabilidad y estabilidad del auto ahora más largo hacia delante y más pesado. Un alivio resultó la compra por el Gobierno de un lote del 2600 Sprint para emplearlos en la Policía de la época. Para 1968 el 2600 dejó su puesto al tope de Alfa Romeo a los flamantes 1750, cuyos motores de cuatro cilindros arrancarían el pavimento a las calles de medio mundo.