
Este fin de semana visitaron La Habana miembros del Club Aficionado de Vehículos Antiguos (CAVA), de Colombia. Liderados por su Vice-Presidente, el Dr. Francisco Zulueta, los colombianos, aprovecharon la mayor parte de su tiempo en la Isla para establecer lazos con el Club de Autos de La Habana.
Desde su llegada al hotel Occidental Miramar, al Oeste de la capital cubana, los visitantes fueron recibidos por una exhibición de cinco autos emblemáticos del longevo club de autos, uno de los de mayor tradición en el país.
Allí fueron recibidos por Octavio ”El Tabo“ García, su presidente, y los conductores de los vehículos quienes hicieron una breve descripción de los autos y su conservación.
Los representantes de Sol y Brisas, así como de Cubatur, su turoperador en Cuba, también ofrecieron detalles del intenso vínculo emocional y cultural de los cubanos con los autos de época y confirmaron la realización al día siguiente del Festival de Autos 2013, auspiciado por los clubes Amigos del Motor y el propio Club de Autos de La Habana, en la Marina Hemingway.
Hasta allí nos trasladamos en la soleada mañana de un perfecto domingo caribeño, para disfrutar de una vasta exhibición de los mejores ejemplares de autos y motos de ambos clubes, donde se pudieron admirar vehículos desde los años treinta, hasta los ochenta.
Como colofón y plato fuerte estuvo la prueba competitiva de manejo, con participación de motos actuales japonesas, como exhibición, y diez autos divididos en dos categorías: cuatro cilindros y los poderosos motores V8.
Corrida a una distancia de 200 metros, desde la inmovilidad, la prueba fue ganada por Alan Cabrera, en las motos, Gabriel Gallardo -en un Peugeot 206 diesel en los cuatro cilindros- mientras en los V8 debieron compartir los autos tuneados de Fernando Barral –un Ford 1932 con motor Chevy 350- y Armando Lorenzo, con un Ford 1956 e igual mecánica.
Resulto increíble para los amigos colombianos la inmensa capacidad creativa de los cubanos, quienes ponen en sus máquinas el ingenio que los distingue y logran mantener en estado inmejorable estas fantásticas máquinas.