Los automóviles Moskvich son muy recordados en aquellos países donde se comercializaron. Superaron en mala fama a marcas tan nefastas como Edsel o Studebaker -esta última ganadora entre los cubanos del simpático sobrenombre de ”Estu-desgracia“- y muchos llevan el listón tan alto que aseguran injusto creerlos un mal automóvil: sencillamente un Moskvich no es un automóvil. Para borrar, o al menos aliviar, estos criterios los soviéticos presentaron el Aleko, recopilando mucho de lo mejor existente en varias marcas occidentales. Veamos el resultado.
La historia oficial
El Aleko fue presentado al público en 1986 y se fabricó entre los años 1988 al 2000, por la ahora en quiebra empresa Moskvitch, fundada en Moscú, Unión Soviética. Solo en imagen este modelo resultó una sustancial mejora a los modelos anteriores -sedanes y autos familiares con tracción y eje rígido traseros- aunque, para ser justos, eso era algo fácil de lograr. El nuevo Aleko era todo una primicia para el entonces campo socialista, venía cargado de nuevos conceptos y tecnología moderna: tracción delantera, suspensión de torsión trasera, MacPherson delante, y un amplio habitáculo: más seguro y espacioso. La carrocería tenía un perfil aerodinámico (siempre comparado con los anteriores) y la empresa aseguraba que en su diseño habían colaborado ingenieros espaciales de la URSS y Francia. El flamante Aleko no compartía ningún componente con los fatídicos modelos anteriores excepto… ¡el motor!
El Aleko 2141 en plena calle
Así mismo, para el nuevo modelo apenas se modificó el motor Moskvitch famoso por su detonación (muchos llaman ”pistoneo“) para usarlo con tracción delantera. El pálido motor dejaba sentir su falta de potencia y su baja fiabilidad dejaría casi intacta la mala reputación de la marca. Por si fuera poco, todo el aparente ”desarrollo“ se limitó a copiar casi totalmente la carrocería del Simca 1307, y aunque esto ayudó a reducir los costos de manufactura, fue como un insulto para los ingenieros y diseñadores que ya tenían listas sus propias ideas para este coche. En efecto, el modelo final estaba basado en modelos extranjeros y se asegura que fue directamente el ministro de la industria automotriz quien tomó la última decisión de elegir el Simca 1307 como el mejor candidato para el mercado ruso.
Con esto la moral del personal fue afectada, y el Aleko nunca fue apreciado por los ingenieros de Moskvitch. Para colmo de males el arcaico motor era demasiado largo para colocarse transversalmente, así que se puso longitudinalmente. A pesar de resultar un avance innegable para el mercado socialista de la época, el Aleko ni siquiera se acercaba a los estándares mundiales de la época, los posteriores intentos de nuevas versiones fracasaron y la marca colapsó, luego de la desaparición de la URSS y el sistema socialista, tal cual existía entonces.
Créditos
Jorge Esténger Wong