Cuando se habla de autos deportivos norteamericanos de los años treinta se piensa, regularmente, en el Duesenberg. Fue un auto que sentó pautas en esos años, pero pocos recuerdan ya al Auburn Speedster un vehículo que eclipsó a sus competidores; incluyendo al Duesenberg.
El responsable de ese estilo radical que cortaba el aliento de los más atrevidos automovilistas de la época, fue Gordon M. Buering, un diseñador de vanguardia para su época, que trabajaba para el grupo Auburn-Cord-Duesenberg. Aquí es bueno señalar que este grupo, como se puede inferir de su nombre, fue responsable de la creación del ya mencionado Duesenberg, del Auburn que nos ocupa y del Cord –marca esta última que ostentaba el apellido del Presidente del grupo y genio aglutinador capaz de producir estos tres excelentes autos.
El estilo ”Boat-Tail“ es la culminación de un proceso desde los años veinte y que desciende del torpedo de esos años. Para mover el Speedster existía un V12 desarrollo de Al Leamy y que estuvo en producción hasta 1933, cuando la compañía comenzó a tener enormes pérdidas y apenas un año después, su Presidente y fundador E.L.Cord deja la dirección de todo su imperio a su Vice L.B. Manning.
Desesperadamente trataron él y sus sucesores de reflotar la compañía, pusieron en la calle en apenas dos semanas de un rápido restyling del Speedster el modelo 851, nada criticable y que causó buena impresión. Pero los número no perdonan y las finanzas de los años treinta se llevaron consigo algunas maravillas de la industria como los automóviles Auburn, todo un icono de su tiempo.