El Multispace de Citroën es la versión familiar del modelo Berlingo, que vio la luz en 1996 con dos variantes –furgón y acristalada– para sustituir al C15. Doce años después, en 2008, se renovó la versión acristalada y más recientemente (2012) se actualizó con una carrocería mayor con un amplio espacio interior. Este será nuestro auto a prueba. La Habana, capital de Cuba, con sus calles, avenidas y tráfico intenso en horarios picos, será el escenario ideal para poner a prueba este interesante coche.
La marca de los chevrones tiene el mérito de ser pionera en fabricar su utilitario en dos versiones: furgón (Berlingo Furgón) y familiar (Berlingo Multispace). Luego le siguió la otra marca del grupo PSA, Peugeot, con el Partner Tepee y le continuó Renault con el Kangoo, casualmente todas marcas francesas.
El Citroën Berlingo Multispace con su nueva carrocería: 4.38 m de largo, 2.11 m de ancho (con espejos) y una altura de 1.80 m tiene un amplio espacio interior donde viajan cómodos cinco pasajeros. Además, cuenta con un volumen de carga en el maletero de 678 L con sus dos filas de asiento disponibles. Si abatimos la segunda fila de asientos el volumen de carga aumenta hasta 3 000 L.
Cuando te sientas en la butaca del conductor la posición al volante es más elevada que la de un coche convencional, una situación que permite disfrutar de una perspectiva panorámica apoyada en su parabrisas de amplio campo visual. Pusimos en marcha el motor (1.6 HDi, 90 CV a 4 000 rpm, 230 Nm a 1 750 rpm. Inyección directa y turbocompresor), activamos el aire acondicionado y comenzamos nuestro recorrido por la ciudad (más de 100 km).
Nuestro auto a prueba se mueve bien y una de sus principales virtudes, con esta motorización diesel, además de su bajo consumo de combustible, es su respuesta a pocas revoluciones del motor. La tracción es delantera y la transmisión es manual de cinco velocidades. La palanca de cambios no es de recorridos cortos como en un turismo pero sí es precisa.
Después de un trayecto amplio por lo más intrincado de la capital y con un importante tráfico urbano, decidimos girar en dirección este. Este último tramo lo comenzamos en la playa de Santa Fe viajando por la 5ta. Avenida y pasando el túnel que la une al Malecón habanero. Luego tomamos el majestuoso túnel de la bahía, una de las principales obras de la ingeniería civil construidas en Cuba.
Es un trayecto submarino que fue inaugurado en 1958, construido por la empresa francesa Societé des GrandsTravaux de Marseille, bajo la dirección técnica del ingeniero cubano José Menéndez Menéndez. Tiene un recorrido bajo el mar de 723 m que surca a 2 m bajo el fondo. La profundidad, respecto al nivel del mar,varía entre 12 y 14 m. Esta obra se construyó con el objetivo de evitar una desviación de decenas de kilómetros contorneando la bahía para comunicarse con el este de la capital. El costo de esta grandiosa obra fue de aproximadamente 30 000 000 de dólares, con un tiempo de ejecución que tardó treinta y dos meses.
Cuando se viaja a una velocidad media de 60 km/h el túnel se atraviesa en apenas 45 s y es obligatorio para hacerlo encender las luces cortas del coche. Revisando estadísticas conocimos que en un día cruzan el túnel unos 32 000 vehículos. La fabricación del túnel de la bahía contribuyó sobremanera en la expansión de la zona urbana capitalina como por ejemplo: Reparto Camilo Cienfuegos, Villa Panamericana y Alamar. Además, es la mejor vía de acceso hacia las Playas del Este (Bacuranao, Santa María, Boca Ciega, Guanabo) y hasta allí llegamos con el Citroën Berlingo Multispace.
A pesar de que el auto probado es de mecánica diesel la insonorización del habitáculo es muy buena. Los asientos delanteros y traseros son cómodos, a lo que se suma el amplio espacio para las piernas en ambas filas de asiento. Además, su suelo plano y el hecho de que las rodillas queden lejos de los respaldos delanteros aumentan el confort. El acceso a las plazas traseras se realiza a través de dos puertas laterales corredizas que descubren un interior muy generoso y donde la falta de espacio nunca será preocupación para sus ocupantes.
El nuevo Berlingo Multispace ha dejado de ser una simple furgoneta acristalada para convertirse en un vehículo familiar que se acerca más a los populares monovolúmenes, pero con la ventaja de poder adquirirlos a un menor precio. Vale señalar que ha sido fabricado sobre la plataforma del Citroën C4, que lo hace mágicamente ligero y con una suspensión que absorbe afinadamente los baches sin resultar dura, a pesar de que está preparada para poder llevar más carga que un turismo familiar (636 kg).
De regreso tomamos el anillo que entrelaza la Vía Blanca con la Calle 100, una carretera amplia donde le pudimos dar riendas sueltas a nuestro auto a prueba. Como era de esperar, no tiene una aceleración que deslumbra cuando pisamos el acelerador a fondo. Sin embargo, la conducción es muy agradable si tenemos en cuenta que el motor entrega todo su par a muy bajas revoluciones. Evidentemente se disfruta más a velocidades entre 120 y 130 km/h donde el consumo puntual, en quinta velocidad, es realmente bajo (4.9 L/100 km). Alcanzó una velocidad tope de 174 km/h y la conducción a ese régimen es segura gracias, en gran medida, a la dirección asistida, la amortiguación, las llantas de aleación de 16 pulg de diámetro con neumáticos 215/55 R16 y a los frenos de discos en las cuatro ruedas.
Resumiendo. El Citroën Berlingo Multispace es un utilitario con carrocería estilizada que lo acerca sobremanera a un monovolumen, sin pasar por alto su destino multipropósito con una bondadosa capacidad de carga. Sobresalen en él su espacio interior, notable confort y excelente relación calidad/precio. Me hubiese gustado disponer de una caja de cambios de seis marchas, con ella pudiese aumentar la velocidad punta y sobre todo bajar las rpm y el consumo de combustible en carretera. Algo objetivamente factible si tenemos en cuenta su generoso par motor a pocas vueltas.
Excelencias del Motor realizó este viaje de pruebas con la colaboración de la firma italiana Resigum y Zepol Marin S.A., concesionario de Citroën en Cuba.
Créditos
Willy Hierro Caveda