Cómo lubrica mi Simca Aronde 1959

Creado: Lun, 26/10/2009 - 16:40
Créditos
Jorge Esténger Wong

A muchos les despierta curiosidad cómo los cubanos hacemos funcionar nuestros viejos ”carros“ de antaño. Así nació la idea de insertar en esta sección, con cierta frecuencia, algunas vivencias recogidas entre amigos que por años hemos compartido la pasión por los autos y los sufrimientos de sus roturas. Esta de hoy es personal.

Mi padre compró a principios de 1959 un pequeño auto francés, comercializado por Chrysler, de marca Simca, desaparecida desde los años setenta. Era este uno de aquellos autos compactos europeos que estremecieron Detroit. El Simca tenía 36 records del mundo en durabilidad y economía, y una placa en su maletero hacía alusión a ello. Cumplió las expectativas de mi padre y le brindó décadas de funcionamiento fiable y pocos gastos.

Ya en los años ochenta el viejo ”carrito“ resentía el paso del tiempo. Chapistas carroceros lo hacían sobrevivir la corrosión y casi agregado por agregado se fueron reparando no pocos entuertos. Pero llego el momento en que un día el aceite del motor se tornó blancuzco, clara señal de contaminación. La tapa del block tenía los orificios del agua y el aceite adyacentes y se había ”rajado“ en ese punto. Como la tapa era de aluminio no resultaba muy factible ”encasquillar“ uno de ellos. Entonces ¿qué hacer?

Pues, se nos ocurrió derivar desde el ”pulmón“ del aceite una pequeña tubería por fuera del motor hasta la tapa de los balancines y dentro de esta hacer una especie de flauta con orificios a todo lo largo y así llevar la lubricación hasta ese punto. Por supuesto se sellaron los orificios originales a través de la tapa del block. La sencilla solución funcionó de maravillas y todavía hace latir al pequeño cuatro cilindros de 48 HP de este corajudo pequeñín que lleva cincuenta años en la familia y amenaza con sobrevivirnos a todos.

Créditos
Jorge Esténger Wong