La historia de Trabant es corta y sencilla. Fue un 7 de noviembre de 1957 cuando en la fábrica de Zwickau en Sajonia, se produjo el primer Trabant modelo 601, más conocido con el apodo de "Trabi". Este pequeño automóvil, cuyo diseño no era precisamente agraciado, se convirtió en poco tiempo en un icono de los ideales de la Alemania Oriental.
Nacido para complacer a las masas, el extrañamente encantador Trabant cumplió medio siglo de vida. Su creador, Werner Reichelt, apostó por la simpleza, en tanto que su fabricante por la economía de escala.
Era impulsado por un motor de dos tiempos de 594 cc y cuatro cilindros, cuya potencia máxima era de apenas 26 CV. La carrocería estaba fabricada con materiales livianos, tales como fibra de algodón y Phenol, que es una especie de catalizador plástico que le brindaba rigidez a la mezcla; así es, el Trabant era literalmente un automóvil de cartón piedra.
Pero lo modesto no le restaba ímpetu, hasta el punto de que uno de estos ejemplares tomó parte en algunas fechas del mundial de Rally, como la carrera de los Mil Lagos o el Rally de Gran Bretaña; incluso ganó su categoría en el Rally de Acrópolis, dando validez al criterio, todavía sostenido por muchos, de que los grandes fabricantes de automóviles nos están tomando el pelo redomadamente con tanta fibra de carbono y materiales ultralivianos que arrasan nuestros bolsillos.
Al final de cuentas, la firma Trabant cerró sus puertas en abril de 1991, tras construir alrededor de 3,5 millones de unidades de su único modelo; había derivaciones del 601, pero éstas no eran oficiales.
Como dato curioso podemos mencionar que el Trabant no tenía marcador de gasolina, pero sí una vara que se introducía en el estanque para medir el nivel del mismo. En la actualidad hay clubes que conservan intactos a estos atípicos automóviles.